Cuando ves a alguien a quien quieres y sin embargo, digamoslo claro, pasa de ti, sueles sentir dolor, ese sentimiento tan humano y que hace el mundo tal y como es (bonito trabajo, ¿no creéis?)
Al principio es Dolor intenso, de ese que coje el corazón y lo estruja como una esponja, derramando el agua que había dentro por los ojos, sintiendo una gran presión en el pecho y un nudo en la garganta que no consigues tragar, como cuando tu madre te hacia una comida que no te gustaba y costaba un mundo comer. Durante unos momentos te da igual dar una imagen tan patética, pero poco a poco vas recobrando la compostura y evitas de manera descarada mirar en esa dirección. Cuando dejas de compartir el aire con esa persona tienes ese mal sabor de boca debido a lo poco que te gustaba la comida que te había preparado tu madre y tienes la sensación de haber olvidado algo importante, como si te quedase alguna tarea por hacer.
Cuando pasa un tiempo y las cosas siguen igual, el dolor intenso inicial evoluciona a Desesperación y ganas de suplicar, que triste, ¿verdad?. Intentas conseguir un cruce de miradas, transmitir con los ojos durante unas décimas de segundo todo lo que no puedes decir con palabras en una simple conversación, suena muy bonito, pero es imposible, en realidad solo conseguirás poner cara de cordero degollado y repeler mas a esa persona, al darte cuenta de este hecho tu Desesperacion será mayor, ya que no sabes como salir de esa situación.
Durante cortos períodos de tiempo tendrás brotes de Orgullo, quizá para tus amigos digas que ya no te importa, quizá se lo cuentes todo, no importa, el sentimiento sigue ahí, y para ti mismo aveces dirás, "¡si me hace esto no merece la pena!", "el sabrá lo que se pierde", "si quiere algo ya sabe donde estoy"... típicas frases que nos decimos a nosotros mismos para intentar convencernos de algo o que decimos delante de los amigos para sentirnos menos idiotas o parecer mas duros. Da igual, el corazón va por libre.
Cuando la Desesperación no funciona, pasamos a la etapa menos sana del sentimiento, se convierte en Obsesión, te preocupa tanto que ya no sabes ni porqué te preocupa, lo ves todo agrandado, un mínimo gesto ofensivo se convierte en un drama, en este caso cuando esa persona y tu os encontráis, la miras fijamente como un loco, lo cual hace que la otra persona: A) se acojone, B) te rechace aún más. Piensas en todas las probabilidades de hacer que esa persona vuelva a hablarte, todo lo que pudiste hacerle, lo que te contó, lo que no, te imaginas cosas inverosímiles, dobles sentidos, ¡¡Incluso llegas a creerte todas tus paranoias!! Pero esta etapa es bastante práctica, pues al ver la reacción de tu amigo perdido, entras en la siguiente etapa, Resignación.
Resinación es la etapa mas apacible y a la vez mas dolorosa, pues sabes que nunca volverá, al menos no como antes, cuando lo aceptas duele pero a la vez dejas de comerte la cabeza, como cuando te dan un examen que sospechas que has suspendido, efectivamente, has suspendido, pero dejas de sufrir, la has cagado y punto, los hechos tal y como son, cruda realidad.
A partir de ese punto depende de tu personalida, pasaras al Odio a esa persona una vez perdida la esperanza o, sencillamente lo aceptaras y lo veras pasar con calma o incluso con una sonrisa (ya se sabe, la esperanza nunca se pierde), como quien ve a un desconocido, a fin de cuentas, todo el mundo tiene derecho a no querer ser tu amigo.
Los que siguen por la senda del Odio, creo, pero no estoy segura, creo, acaban cansándose de odiar, y supongo que algún día acaban resignándose, o sencillamente olvidando y borrando todo rastro de esa persona (un poco exagerado, creo yo), cuando sepa el final de la historia, os la contare.
Gracias a D.F.C por inspirarme para escribir este texto
¡Give me a whisper, and give me a sigh before you tell me goodbye. Don't you take it so hard now, and please don't take it so bad! ~(Guns and Roses)