Sobre los reflejos del Tormes en una mañana salmantina sobre la pasarela del molino había dos chicas adolescentes de no mas de dieciséis años, una rubia y otra pelirroja, ambas se subían a la barandilla, reían y admiraban el paisaje, un hombre que parecía ser el padre de la chica pelirroja hacia fotos, y hablaba animadamente con ellas, parecía ser una de sus primeras visitas a Salamanca. Para ellos estaba siendo un verano estupendo, eso estaba claro, no sabían que les deparaba el futuro pero todo estaba bien. Las dos amigas intercambiaron unas palabras y los tres desaparecieron en el interior del molino.
Observé mis recuerdos desvanecerse sentada en el muelle del río, con los pies colgando sobre el agua, unos cien metros mas allá estaba el molino donde había estado viendo mi pasado, volví a la realidad y fui consciente de mi vida actual, ahora vivo aquí, han pasado tres años pero de alguna manera siempre supe que esta ciudad marcaría mi destino, una guitarra melancólica sonaba a mis espaldas, sonreí para mi misma, seguramente eso fue lo que me hizo volver a ese momento. Otra persona dormitaba a mi derecha, ninguno se había percatado de mis desvaríos. Mi vida ha dado demasiadas vueltas en los últimos tres años, tantas que tengo miedo de imaginarme el siguiente curso, demasiadas personas que estaban solo de paso y que me habría gustado que se quedaran, idas y venidas continuas sin descanso, bueno, ahora por el momento, parece que hay tranquilidad.
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