No importa cuán loco te crean todos

domingo, 13 de octubre de 2013

Solve the puzzle

Yo te quise cuando las razones para odiarte eran muchas, siendo el ser tan odioso que eres.
Me gustaba como el diccionario detenia nuestro fuego cruzado de sinceridades, adoraba nuestras miradas cómplices y lo tenaz que aún sobrevive en tus ojos, me encanta cuando sacas tu sonrisa sarcástica, te burlas de mi por ello y me acusas de conformista o mediocre.
Decidí que eras un puzzle que merecia la pena resolver con mucha paciencia y estudio, con el método matemático, ese que nunca falla. Abrir tu corazon, desnudar tu mente y dejarme enamorar por tus ideas.
Tu amor fue el más planeado de mis accidentes.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Mejor mañana.

Hoy perdoné por unas horas el libro
Decidí no calzarme
confundir bastante menos
y mirar a los ojos bastante mas.

Hoy escuche un vinilo
de los de cuando era pequeña.
Fracasé intentando expresarme
y casi consigo no llamarte.

Hoy humillé mi reflejo
desconfié de mi pasado
discutí con mis padres
y me negué a admitir que podía ser una mala influencia.

Hoy llené mis maletas con mis miedos
Hoy... bueno, mejor mañana.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

El desconocido del andén.

Entré en el andén con las prisas propias de todos que usan el metro por las mañanas. Linea 7 en Avenida América. Al doblar la esquina casi choco con un chico que jugaba con una tablet, me miró de arriba a abajo como escaneándome. Inmediatamente supe que había reconocido la letra L de mi camiseta, quizá eso fué lo que le llamó la atención, al igual que el tatuaje de mi muñeca y el grupo de mi mochila. Pasé de largo y me coloqué contra la pared a esperar el metro, unos pasos mas allá. Cuando llegó, ambos entramos en el mismo vagón y él se puso muy cerca del lugar en el que yo estaba sentada.
¡¡¡No paraba de mirarme!!! Me estaba poniendo nerviosa. Aquel chico... ¿Me conocía? Yo no lo recordaba... y juraría que lo que había llamado su atención había sido mi camiseta. Había guardado su tablet y ahora me observaba agarrado a una barra, yo lo miraba a través del reflejo del cristal finjiendo no prestarle atención. Por fin llegó mi parada. Lo siento querido desconocido, eso es lo que eres y serás siempre, el desconocido del andén.

sábado, 3 de agosto de 2013

When I'm Gone

Cuando no me acaricies, ni escuches mi risa, cuando tus cama no esté deshecha por mi culpa y no puedas mirarme a los ojos ni ver mi sonrisa de dientes de leche. Cuando no me tengas para reírte de mi, cuando no te llegue ese puto mensaje diciéndote que me encantas y deseándote las buenas noches. Cuando no te llame payaso e idiota cada cinco minutos, cuando no te discuta cada cosa que dices. Cuando nadie grite bajo tu ventana. Cuando ya no escuches esas tonterías que sólo a mi se me ocurren. Cuando no me tengas para besarme... cuando me eches de tu lado... Entonces, me echarás de menos.

miércoles, 3 de julio de 2013

Vasos Rotos

Voy de que quiero ayudarte, de que PUEDO ayudarte,
voy de que soy muy dura, de que yo tengo las soluciones, de que yo asumo los riesgos,
pero voy a serte sincera, porque me importas mas que mi misma, porque no quiero contagiarte.
¿Sabes cuando se rompe un vaso y alguien te dice “cuidado, no lo recojas con las manos, no vayas a cortarte”? pues algo así soy yo.

Un mensaje en el que te digo que te echo de menos. Lo tengo guardado en el móvil. Entre los borradores de versos que ya ni corrijo porque apenas escribo.
Puede que lo apuntara pensando que se me había ocurrido un genial juego de palabras en mitad de alguna conversación de esas en las que no me apetece sonreír ni hacer como que me interesa.
¿A quién escribes? Pregunta mi amiga.
A nadie, le contesto.
Pero era mentira.
Tengo un mensaje sin destinatario escrito entre los borradores del teléfono que dice:
Te echo de menos.
Y es a ti.


domingo, 9 de junio de 2013

Los niños de una generación sin nombre.

Nuestros padres soñaron que podían cambiar el mundo experimentando con drogas, practicando el amor libre y predicando amor y paz. Pero su fiesta terminó demasiado pronto y una vez que el olor a marihuana se disipó en el año del 68 cambiaron sus ropas hippies por trajes sastre y sus consignas por empleos estables.
(El Club de la Lucha)

Pero no todo de aquellos sesenta murió en el entierro de Jim Morrison, quedaron restos que hicieron el papel de testigos de que aquello fue real y después vinieron los setenta y los ochenta, con el rock y las cazadoras de cuero y después nosotros, una generación atemporal, variopinta, hetereogénea y en la que nadie sabe lo que quiere ni sirve para nada.
Durante años velocidad y olvido jugaron a los cócteles molotov con nuestras derrotas y alegrías, nos hicieron huir y ahora nuestro pequeño y estúpido mundo es cada día mas parecido a los titulares de "El mundo Today"

Pero nuestros sueños caducaron en la nevera mientras esperábamos que fuera el momento preciso de cocinarlos, y sin embargo muchos se los siguen comiendo como si el olor a podrido no les molestara.
Retomamos el movimiento rock de nuestros padres, pusimos sus posters en nuestras habitaciones y desempolvamos sus vinilos. Y la música se convirtió en algo mucho más grande de lo que jamás pudimos imaginar. Grandes cobardes escondidos detrás de la tablatura que es nuestra vida. 
¿El viento se acordará de nuestras cenizas? Quizá de todas las polvaredas que nuestros pies levantaron en todos esos conciertos, éramos muchos, seguramente lo recuerde.
¿Por qué demonios lloraremos? Si es que recordamos lo que es llorar. 
Estaré bien, no te preocupes por mi, en serio,
y he durado 3 canciones en decir te quiero,
en voz muy baja,
como si fuera un secreto que yo no debiera escuchar,
las palabras tan tipicas.
con mi jodida inconsciencia de siempre.
riéndome de mi misma.

Con mi habitual despiste y mis ojos claros mirando hacia el infinito.
O con los cascos colgando de mis orejas y moviendo la cabeza al ritmo de la música.
Una soñadora mirando hacia una ventana.
Quizá ese sea el paisaje más bonito de Salamanca.

lunes, 27 de mayo de 2013

Littles loves, Un percusionista

Me gusta de él su despreocupación insolente, su constante sonrisa pícara y sus aires libres de todo prejuicio, la sensación de que quizá desaparezca en cualquier momento dejándose liar por la brisa nocturna, su intento de parecer malvado o borde, huyendo del apego que dure mas de un par de noches, sus miedos en el fondo infantiles, la manera que tiene de frotarse las manos antes de decir algo trascendental, su forma de levantar la ceja derecha a modo de saludo, sus palabras raras, el gusto que tiene por pronunciar "señorita", como abre los ojos al máximo cuando escucha algo sorprendente y su posterior "nooooooooo" exagerada mente largo, como se encoje de hombros y sonríe cuando va a confesar alguna travesura, los momentos en los que da vueltas a una baqueta sobre el dedo corazón, su gusto por el cine, el póker y la lectura, su amor por la montaña y su odio fingido hacia las personas.
Pero sobre todo su sonrisa... su maldita y odiosa sonrisa...

Littles loves, Run boy, run.

Mi historia está llena de personas que pudieron pero nunca llegaron a ser nada en mi vida, personas a las que les mostré lo que podria pasar y que no se atrevieron a apostar.
Yo lo dejé claro, como de costumbre, él no me creyó, para no variar.
Ahora me mira desde el escenario, guitarra en mano, me dedica una canción y una sonrisa sarcastica mientras bailo con su amigo y le miro mientras suelto una carcajada, no puedo sino reirme.
¿Cual es el problema? En realidad no hay absolutamente ninguno.
Pero lo cierto es que me tiene miedo, y no es el único, son tantos los que me tienen miedo que empiezo a plantearme que quizá realmente tengan algo que temer.
¿Qué ven en mi que tanto asusta? Quizá cuando apartan el flequillo de mis ojos y se acercan demasiado ven algo que de lejos no se apreciaba, algo que no les gusta. ¿Responsabilidades? Supongo que no ser nada para alguien es mucho mas facil que significar algo.

domingo, 24 de marzo de 2013

Saudade

Me gustaría ser un poco mas cruel con mi dolor, me gustaría soñar que me das siempre un ultimo beso con sabor de "hasta ahora". Pero nunca lo haces, en mis sueños siempre te vas sin volver siquiera la cabeza mientras yo te sigo con la mirada hasta el último momento. Te miro manteniendo la esperanza de que me devuelvas tu cálida mirada, un guiño o una sonrisa. No te giras. Tú cojes el ascensor después de cerrar la puerta de golpe y yo trato de no pensar en tus pisadas alejándose. Trato de escucharte por última vez. Luego me quedo en el sofá llorando, en este piso vacío de mierda, me cuesta respirar y hay como un ejército de nudos creciendo en mi garganta. Y una multitud de recuerdos enfurecidos que se rompen en mil pedazos en mi interior. Qué idiota. Me digo. En voz alta. Una y otra vez. Qué idiota. Qué idiota...
Fuel, metallica, me despierto agitada por el despertador. En la cama. Sudando. Empapada por una tristeza que es como una derrota sostenida en el tiempo, traducida en un metro de sabanas frías y vacías a mi izquierda. Respiro tu ausencia mientras te echo de menos por un ultimo beso. El que no me diste.
No se me pasa hasta que desayuno un colacao y dejo en la ducha todas las lágrimas secas compartidas con mi almohada. Cojo la mochila, me pongo los cascos y deshecha en nostalgias me voy a clase con la esperanza de encontrarte.
Y así, cada noche y cada mañana, van pasando las semanas.

Me refugio tras mi muro de optimismo y mi escudo de sonrisas. Enfundo las lágrimas y saco a relucir mis ironías y mis bromas, me visto con mis mejores ánimos y salgo a disfrutar de esta ciudad y sus oportunidades. Pero ultimamente mis ojos azules brillan mas de lo que deberían cuando te miran y mi flequillo oculta demasiadas veces mis ojos. Camino entre la gente con la cabeza gacha sumida en la música y los recuerdos llenos de esperanzas que se niegan a desaparecer.
¿Sabes? Tenias razón, con eso de que la tristeza es un bonito sentimiento, pero también causa una especie de adicción y tengo la sensación de que me resultará difícil desengancharme.
Soy increíblemente irónica.

Después de cavar nuestra propia tumba y de dar tiros a ciegas en los que yo gritaba por una ayuda que no me merecía, después de mutilar el amor, de traicionarlo y hacerlo papilla, de decepcionarlo hasta que te quedaste sin fuerzas de sostenerlo tu solo, después de mandarlo todo a la mierda, precisamente yo, que lo abandoné, precisamente tú, que nunca te marchaste.
No sé como tengo valor para escribir todo esto, no sé como soy capaz de mirarme todos los días al espejo y esbozar una media sonrisa irónica. Y no sé como sigues sin echarme en cara todos esos tequieros ajenos, no sé como sigues despertándome muy de vez en cuando con un beso en la mejilla y no sé como me sigues abrazando y mirando con ternura cuando aparezco en pijama bostezando en el salón.

Supongo que por todo eso, me duele tanto ver como te marchas, supongo que por todo eso tu ausencia es el peor de los cuchillos y tu indiferencia el veneno mas devastador. Tu bandera blanca se ha tornado negra y ahora estás reclamando todo aquello a lo que renunciaste durante tanto tiempo. Se hace justicia.
Ahora caminas con las manos hundidas en tu cazadora hacia la ilusión y la aventura. Ahora sonríes y sigues adelante en tu vida.
Yo seguiré dando cabezazos contra lo imposible, seguiré añorando tiempos mejores y soñando despierta que la realidad es diferante.

"Al fin y al cabo no dude, y esto será nuestro pequeño secreto, que tiene el don de cambiarle la vida a la gente, o al menos, la mia." ~Mur.

lunes, 18 de marzo de 2013

Soledad

Durante un momento, solo un momento, justo antes de introducir la llave en la cerradura, imagino que cuando abra la puerta estarás ahi, sentado en ese sofá naranja debajo del póster de Pink Floyd, con el ordenador en las rodillas viendo alguna serie, como siempre. Pero es solo un segundo, efímero, porque se que no será asi.
Cuando abro la puerta contemplo el oscuro salón, que me recuerda burlandose de mi que no hay nadie en casa, y que, al menos esta noche, no vas a volver.

Vamos a engañarnos.

Ser valientes, en eso consiste todo, en saber apostar y encajar la pérdida.
Equivoquémonos, engañémonos, porque aun nos queda mucho por delante.
Tirémos los dados y propongámonos todo aquello de lo que nunca nos creimos capaces.
Amémonos mientras podamos y mientras tengamos el tiempo cubriendonos las espaldas.
Olvidémonos de las normas sociales, porque eso solo son ilusiones impuestas.
Sigue tu vocacion, porque es imposible hacer carrera en ella.
Movámonos del sofá y salgamos a encontrar la felicidad en vez de esperar que ella nos encuentre a nosotros.