Me gusta de él su despreocupación insolente, su constante sonrisa pícara y sus aires libres de todo prejuicio, la sensación de que quizá desaparezca en cualquier momento dejándose liar por la brisa nocturna, su intento de parecer malvado o borde, huyendo del apego que dure mas de un par de noches, sus miedos en el fondo infantiles, la manera que tiene de frotarse las manos antes de decir algo trascendental, su forma de levantar la ceja derecha a modo de saludo, sus palabras raras, el gusto que tiene por pronunciar "señorita", como abre los ojos al máximo cuando escucha algo sorprendente y su posterior "nooooooooo" exagerada mente largo, como se encoje de hombros y sonríe cuando va a confesar alguna travesura, los momentos en los que da vueltas a una baqueta sobre el dedo corazón, su gusto por el cine, el póker y la lectura, su amor por la montaña y su odio fingido hacia las personas.
Pero sobre todo su sonrisa... su maldita y odiosa sonrisa...
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